El cine de los frailes

Cuando tenían unos diez o doce años asistían los domingos al cine de los frailes, que costaba unos quince céntimos. Allí los chicos se sentaban a un lado y las chicas a otro, pero cuando se apagaban las luces corrían a mezclarse. Entonces se encendía la luz y el fraile volvía a poner orden. Cuando había alguna escena de amor les decían que era porque los protagonistas eran hermanos.

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secuencias de Tomás Machín Extremado