Colada

La ropa, después de limpiar y aclararla, se colocaba en un recipiente bien extendida. Ponían un paño encima de la ropa y se echaba ceniza. Para acabar, echaban agua sobre la ceniza. La entrevistada recuerda que dejaba muy buen olor, pero resultaba una tarea complicada.

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secuencias de Juana Sola Machín