Obligaciones de la ermita

Por residir en la ermita de San Babil no pagaban ningún tipo de renta, pero su padre tenía la obligación de mantener limpia la cuneta que llegaba hasta el pueblo y hacer que circulara el agua. También tenía que trabajar dos campos aledaños. La cosa cambió cuando con la llegada de un alcalde este les obligó a pagar una renta, por lo que se fueron al pueblo.

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