Mandarresas y honras fúnebres

Las mandarresas de la parroquia se dedicaban a organizar el ceremonial del funeral. Pagaban a los monaguillos, compraba las hachas y pagaban a los que llevaban el féretro al hombro. En la iglesia estaba marcada la sepultura en el suelo. Pasado un año de la muerte, el Día de Todos los Santos se ponía el añal y se le rezaba el responso. Los ricos, además de esto, le ponían una talega de trigo. Algunos lo llevaban en forma de pan, denominándose “chosne”. También se dejaba algo de dinero.

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secuencias de Nicolás Navallas Martiz